LA DECISIÓN DE AMAR Y PERDONAR

Muchas veces la “modernidad” ha llevado al mundo a tener una visión en que el sentir tiene una supremacía por sobre el pensar (lo he dicho otras veces), pero en realidad pensamiento y sentimiento tienen un mismo valor y lograr la congruencia entre ambos es lo que permite un buen vivir.

Esa visión “sensible” de la vida es la que lleva a creer que amar y perdonar siempre han de ser motivados por el sentir el enamoramiento o sentir el deseo de perdonar, pero en realidad muchas veces, ambos son una decisión.

¿Cuándo amar o perdonar puede ser una decisión?

Las dificultades, las malas decisiones, las insondables diferencias muchas veces generan quiebres en las relaciones y entonces esa inclinación sensible hacia el amor, esas “mariposas” ya no están y es en ese momento cuando la existencia de  un bien mayor junto con el cierto pensamiento de de que un día hubo esas mariposas y que, seguramente aún están en algún lugar, son lo que te ayudarán a tomar la decisión de seguir amando.

En el caso del perdón, es muy posible que la mayoría de las veces sea una decisión y tomada más que pensando en la persona a perdona, es tomada pensando en el mal que a ti mismo causa seguir con el rencor, en otras palabras has de decidir perdonar cuando te des cuenta de que no hacerlo te hace mal a ti y no a quien con su acción tú has vivido un dolor. Decidir perdonar te deja libre, no te hace entablar nuevamente una relación con la persona a quien perdonas.

Si estás en un momento en que has de decidir amar o perdonar, yo puedo darte una mano.

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