OJOS QUE NO VEN CORAZÓN QUE NO SIENTE
Hay muchas maneras de evadir la realidad, desde las que alertan al entorno y dañan la salud física, hasta aquellas que parecen un muy buen hábito o conducta y otras tantas entre ambos polos.
Para qué mencionar la que alteran el entorno y dañan la salud física, todos las conocemos. Pero aquellas que se disfrazan de una conducta incluso “admirable” no son tan fáciles de pesquisar, incluso para quien las lleva a cabo. Un ejemplo de esto puede ser es el trabajo excesivo.
Y es que con el exceso de trabajo es posible evadir la realidad, esa de la que no quieres hacerte cargo porque implica cambios, implica tomar decisiones, implica llevar a cabo acciones y a veces rupturas, entonces enfrascarse en el trabajo es una salida cómoda, adecuada por donde la mires: no parece ante tus ojos ni de los otros que evades, pero igualmente lo haces.
Ojos que no ven corazón que no siente es cierto, pero llega el momento en que los ojos ven y ahí sí que se siente y ¡con qué magnitud se siente el efecto de todo ese tiempo que no quisiste hacerte cargo de tu realidad!
Si estás en un momento es que te atreves a ver, yo puedo darte una mano.