FUEGO

El dolor es como el fuego, cuando ya crees que se ha extinguido, ocurre algo que lo aviva. Y esto trae consigo algo así como una sorpresa poco grata, la sensación de que todo lo avanzado se retrocedió y la sensación dolorosa que se había “olvidado” reaparece y pareciera que lo hace con más fuerza….¿o será que se había olvidado realmente?

¿Qué hacer en ese caso? ….Surge la natural pregunta: ¿Estaba realmente mejor o simplemente el dolor estaba oculto, tapado, desconectado?

A la pregunta ¿qué hacer? La respuesta es dejar que el dolor aparezca…aunque duela (valga la redundancia) y luego: ¡volver a levantarse!, ¡volver a levantarse!, ¡volver a levantarse!

Y para volver a levantarse, el pensamiento correcto ayuda pues gracias a él puedes entrar en un diálogo contigo mismo, con tu dolor, que te permita re-empezar a ponerte de pie: “era esperable que algo ocurriera y que me recordara sentidamente lo vivido”, “si ya sabes que …es así y por lo tanto su conducta es esperable que se repita”, “pero si ya sabes cuál es la realidad de esta situación, esto es una muestra más”, etc.

Sí, estabas sanando, claro que lo estabas, pero la recaída es parte de la sanación, te viene a mostrar que aún falta trabajo, te viene a mostrar en qué aspecto falta trabajo y claro, también te exige una fuerza mayor para levantarse esta vez, sin embargo, no comienzas de cero, comienzas donde quedaste antes del evento; no es un retroceso, es una detención y esto es una muy buena noticia y confiar que es así, hace menos pesado comenzar nuevamente y le da realidad a lo que estás viviendo.

Si estás en un momento en que se ha avivado el fuego de tu dolor y requieres volver a ponerte de pie, yo puedo darte una mano.

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