NUNCA DUDES: LA VIOLENCIA NO ES ENOJO.
Hay muchos tipos de violencia, como por ejemplo la física y la psicológica, pero quisiera detenerme en otra clasificación de violencia: explícita e implícita. De estas, la más compleja tanto en sus efectos como en la soledad en la que queda la persona violentada es la implícita.
La violencia implícita es, por ejemplo, cuando el otro es desafiante o provocador constantemente a tal punto que por un momento puede ser tolerable y llevar a cabo estrategias para no enganchar en esas provocaciones, sin embargo, esto no es posible realizarlo sostenidamente en el tiempo porque produce un desgaste anímico demasiado alto. Otro ejemplo es cuando el otro te ignora constantemente, por ejemplo, hace como que no te escucha o responde a medias tus intervenciones…algo así como una respuesta sin ponerte atención, haciendo otra cosa, que te muestra – en otras palabras que tú no sólo no le interesas sino que no existes.
Sea cual sea la forma de la violencia implícita, lo más difícil de ésta es que la persona que la recibe, como decía antes, se queda sola ya que es una violencia solapada que sólo la notan quien la ejerce y quien la sufre. Además quien sufre la violencia, comienza – de alguna forma- a perder el sentido de realidad y empieza a justificar la conducta del otro “se enoja con razón” o “tal vez está con mucha cosa por eso no me escucha” o comienza a dudar “yo soy muy alaraca y en realidad no es tanto”, etc. El entorno no se da cuenta de que estás en una situación así, por ende, si la persona afectada quiere dar a conocer la situación que vive, siente miedo de no ser creíble, ya que además quien ejerce esta violencia suele actuar adecuadamente frente al resto, la mentira es un recurso que utiliza a diestra y siniestra sin filtro y sin darse cuenta – incluso – de que muchas cosas que dice son mentira y todo esto hace que el agresor suela tener una apariencia de persona “correcta” y amable.
Quienes ejercen este tipo de conductas suelen ser personas muy dañadas internamente, en general son quienes han sido víctima de maltrato durante la infancia por parte de sus cuidadores y como un niño no es capaz de comprender cómo es que quien debiera cuidarlo lo maltrata, hace una separación interna de “cuidador malo – cuidador bueno” y esta separación – por decirlo de alguna manera – queda como una manera de acoger el mundo: de forma escindida.
Esto y otras consideraciones explican la conducta del agresor, sin embargo no la justifica y es muy, pero muy importante que quien es víctima de violencia, tampoco se tome de esto para justificar y tolerar la violencia.
No importa si te creen, no importa si quien te agrede es quien te amó o a quien has amado, no importa el descalabro que pienses que puede quedar: jamás de los jamases toleres la violencia en tu vida. Nunca de los nunca aguantes violencia de ningún tipo y tampoco caigas en el círculo de la violencia que sólo perpetúa ese tipo de relaciones (Ocurre el acto violento – la persona se siente culpable y comienza a tener conductas cariñosas para reparar lo que hizo – a la vez que acumula ira al punto de que en un momento comete un nuevo acto violento – se siente culpable y comienza a tener conductas cariñosas para reparar………..esto es un sinfín). No creas las explicaciones que te da cuando te atreves a encarar lo que hace “no te escuché porqué el hervidor estaba sonando”. Tampoco comiences a tener pensamientos del tipo “se enoja porque yo hago – o dejo de hacer – tal o cual cosa, porque la violencia no es enojo, es violencia y tú lo sabes.
Si estás en un momento en que requieres apoyo para salir de una relación violenta o conoces a alguien que requiera hacerlo, yo puedo darte una mano.