NO SUELTES LA CUERDA
A veces…tal vez muchas veces, en las relaciones personales, particularmente de pareja, pasa mucha agua bajo el puente, desde el día en que se conocieron…desde el “enamoramiento” hasta pasado ya el tiempo.
Las grandes dificultades que pueden surgir en la vida, esas verdaderamente grandes, pueden poner en frente la opción de abandonar, de elegir caminos separados y, claro, es una opción.
Pero la otra es hacer un esfuerzo consciente en varios aspectos:
Buscar el sentido de estar juntos.
Buscar el bien mayor.
Saber que los procesos difíciles toman tiempo y tienen avances y retrocesos, para los cuales es necesario paciencia, confianza, perseverancia, capacidad de permanencia.
Hacer el esfuerzo de, por un pequeño momento, salir de sí mismo, del diálogo interno hostil con la otra persona y hacer un tener un gesto de cariño con ella.
Buscar espacios de tregua interna que permitan recordar los inicios….
Sí en el fragor de la batalla, es un trabajo hacer todo aquello, pero bueno, la permanencia exige ese trabajo, no hacerlo, es soltar la cuerda.
¿Cuál cuerda?
La que un día tomaste, cuando conociste a esa persona…cuando comenzó la relación, esa que te conecta con el amor primero que sentiste por aquel ser humano con quien has recorrido tanto camino.
Si estás en un momento en que requieres no soltar la cuerda, yo puedo darte una mano.