INCERTIDUMBRE
¿Recuerdas que el año pasado tuvimos un apagón como el de este año?, ¿cuál fue la diferencia entre la sensación que vivimos con el apagón del año pasado respecto al de hace unos días hace un par de semanas?
Que el del año pasado sabíamos que era a causa de temporal de viento, en cambio el último, no sabíamos a qué se debía…es decir, lo que diferenció el primero con el segundo fue: la incertidumbre.
La incertidumbre es difícil de manejar, aparece en situaciones donde no se sabes bien en qué lugar estás parado, cuando no sabes bien qué hacer, en situaciones en las cuales cuesta imaginar lo que viene o es tan amplia la gama de aquello que puede venir, que – en cierta medida – no sabes con qué de toda esa amplitud de posibilidades, puedes quedarte.
La incertidumbre es cuando se mueve el piso y te deja en una sensación de inestabilidad que no sabes bien ni cómo salir de ella para recuperar ese piso perdido ni sabes hasta cuándo durará esa situación poco estable.
La consecuencia de la incertidumbre suele ser el miedo.
Un ejemplo de esto es cuando vas al médico porque te sientes mal, te manda a hacer exámenes y aun con estos, el médico tarda en darte el diagnóstico, ahí es cuando surge la idea de que es mejor saber qué te pasa, sea lo que sea, que continuar en esa “tierra de nadie”.
Si miras tu vida, te darás cuenta de que no son pocas las veces que atraviesas situaciones de este tipo, sólo que algunas parecieran tener más intensidad que otras y por eso las notas más también, por ejemplo el segundo apagón o el diagnóstico que tarda.
¿Cómo manejar este tiempo para que no te agobie?, ¿cómo poder acoger esta sensación desde una mirada que más bien te la presente como la expectativa de “las posibilidades abiertas”?
Aprender a “amigarte” de lo incierto aumenta tu sensación de seguridad, pues eliminas el factor del miedo a lo que no sabes y potencias la confianza interna.
Si estás en un momento en que requieres aprender a manejar la incertidumbre en tu vida, yo puedo darte una mano.