LAS SEGUNDAS VUELTAS NUNCA SON BUENAS

Las segundas vueltas nunca son buenas cuando entre la primera y la segunda no media la realidad o cuando mediando la realidad no se hace nada para cambiar lo que llevó al fin de la primera.

Y si ha pasado mucho tiempo entre una vuelta y otra, parecerá que todo está mejor porque la emoción del reencuentro, la ilusión de lo que parece nuevo y unas tantas características más de esto, harán olvidar las dificultades que llevaron al quiebre.

Mas, pasado un tiempo y habiéndose ido la ilusión de lo “novedoso” las cosas vuelven a ser las mismas: las diferencias son las mismas, las discusiones son las mismas, todo lo que llevó al rompimiento primero, vuelve a estar presente y este quiebre, suele ser más doloroso que el primero pues hubo una ilusión que fue potenciada por la falta de sentido de realidad.

Pero si luego del fin de la primera vuelta hubo un darse cuenta de qué fue la responsabilidad propia frente al quiebre, qué fue lo tan intolerable que tenía la otra parte, cuáles fueron los puntos de inflexión que llevaron al primer desenlace, y así una serie de preguntas y profundizaciones, acompañado esto de un trabajo consciente para mejorar en uno, aquello que el análisis y el locus de causalidad interno, muestra que se ha de mejorar; entonces y sólo entonces podría ser que la segunda vuelta sí sea buena o al menos que valga el esfuerzo intentarlo.

Y esto para las relaciones personales, la relación con algún trabajo, las relaciones de pareja, etc; para todo aquello que puede ser apto para una segunda vuelta.

Si estás en un momento en que has de iniciar un trabajo para intentar una buena segunda vuelta, yo puedo darte una mano.

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