DESORDEN
Muchas veces el desorden interno se refleja en un desorden externo, que no necesariamente ha de ser muy caótico, pero sí ajeno a lo que es el orden habitual, por lo tanto, una mirada al entorno puede entregar importantes indicadores de cómo está el mundo interno.
La buena noticia es que no es necesario recobrar el orden dentro para ordenar afuera, sino que muchas veces ayuda hacerlo al revés, es decir, arreglar afuera ayuda al arreglo interno.
¿La condición? Movilizarse, forzarse, comenzar sin esperar a tener ganas de hacerlo, ni siquiera ánimo para hacerlo, simplemente comenzar; aunque en realidad no es tan “simplemente” pues cuando se llega al punto de forzarse para hacer algo y hacerlo, es porque ya se ha recorrido un tramo del camino que lleva a estar bien.
Entonces la mirada al entorno ha de ir acompañada de la pregunta ¿puedo dar el paso de incorporarme y ordenar? Si te das cuenta de que no puedes hacerlo – porque a veces no se puede – entonces es ahí cuando el forzarse a hacerlo es de un gran valor pues, de alguna manera, con esto has dado el primer paso de tu camino en ascenso.
(Fin de año puede ser un buen momento para hacer ese orden…incluso aunque parezca que todo está en su lugar)
Si estás en un momento en que quieres mirar tu alrededor o quieres comenzar el orden, yo puedo darte una mano.