DAR REALIDAD

¿Has pensado alguna vez que las palabras encierran sentidos y que estos sentidos requieren realidad para ser realmente lo que son?

El amor es un gran ejemplo: de qué sirve el “te amo” si no hay una conducta que acompañe esa frase y, en este caso, una conducta sostenida en el tiempo, honesta, que se ve en los detalles, que no requiere esfuerzo pues surge naturalmente, que incluso asalta con esas acciones que lo ponen de manifiesto…de lo contrario queda en teoría o más bien viaja hacia su opuesto, el desamor.

Así como el amor, está la generosidad, amistad, voluntad, compañía y, todas aquellas palabras que son significativas, valiosas que nos muestran aquello que es “alto”.

Tal vez sea un buen ejercicio mirar en la propia existencia, ¿cómo le doy realidad a lo que me es importante?

Si estás en un momento de tu vida en que necesitas revisar a qué le das realidad o a qué quieres darle realidad, yo pudo darte una mano.

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