OJO CON LOS CALIFICATIVOS

El porfiado, en realidad puede ser el perseverante.

El apurete, en realidad puede ser el proactivo.

El preguntón, en realidad puede ser quien se asombra.

El disperso, en realidad puede ser el creativo.

El lento, en realidad puede ser el prudente.

El mañoso, en realidad puede ser el lleno de voluntad.

El tozudo, en realidad puede ser el orientado al logro.

Cada calificativo negativo, puede tener su contraparte potenciadora, por eso la crítica es tan dañina, pues anula la virtud poniendo por encima el defecto.

Y esta sugerencia va especialmente para quienes forman niños, quienes con la crítica podrían propiciar la inseguridad, la complacencia y, entre otras cosas más, anular el talento.

Si estás en un momento en que necesitas “reevaluar” lo que un día te criticaron, yo puedo darte una mano.

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