LA CITA
…Es que, en la inevitable cita con la muerte, nosotros no sabemos la fecha ni la hora…
¿Será por esto que a veces su ocurrencia nos deja impávidos?
…entonces comenzamos con reflexiones como “hay que vivir cada momento como si fuera el último” o ya algo más detenidos y profundizando “si muriera ahora, cuál sería el balance de mi vida, qué habré dejado sin hacer….”
Y en realidad al cabo de un rato, o al día siguiente olvidamos esta sensación, se borran estos pensamientos para dar paso al quehacer diario y ahí quedan, tirados sin haber sido más que eso: una sensación, un pensamiento.
Cuando la cita con la muerte se ha hecho presente y nos impacta, es bueno reflexionar acerca de ello, pero para que nuestra propia cita no nos encuentre desprevenidos, es mucho mejor hacer de estas reflexiones, las acciones concretas que nos lleven a un día a día suficientemente preparados como para acudir, serenos, a esa cita nuestra.