QUE BUEN CUENTO

Hace un tiempo atrás iba a publicar un cuento y se lo comenté a alguien, pero ese alguien me dijo – y con razón – “olvídalo, está lleno de cuentos”, pero hoy publicaré uno igual pues me pareció que es un gran cuento…perdón si con éste ahora estará re-lleno de cuentos.

Había una vez un hombre analfabeto que toda su vida había trabajado como portero de un bar del pequeño pueblito donde vivía. Un día murió el dueño y el hijo de éste se hizo cargo del negocio.

Queriendo darle una nueva imagen, decidió que todo su personal debía saber leer y escribir, por lo tanto despidió al portero. Este, ya mayor, entristecido; no supo que hacer y se fue a casa. Allí pasó algún tiempo tratando de ver cómo ganarse la vida, sin encontrar la forma.

Una tarde llegó un vecino y le pidió un martillo, el se lo prestó. En otra oportunidad otro vecino le solicitó unos clavos y se los dio. Otro día el mismo necesito una herramienta y no tuvo donde conseguirla, debiendo viajar al pueblo vecino a comprarla. Entonces pensó: «compraré un poco de todo para llevar a mi pueblito y así, mis vecinos, cuando necesiten, no tendrán que hacer este viaje».

Así comenzó a vender lo que compraba, luego iba nuevamente al pueblito vecino u otro más lejano y se abastecía. Con el tiempo puso un pequeño negocito ferretero. Le fue tan bien que instalo una ferretería y le fue tan bien que puso una sucursal en otro pueblito y así hasta que un día logró tener una de las más grandes cadenas ferreteras del lugar.

Debido al gran éxito que había tenido su negocio, vinieron unos periodistas a entrevistarlo. Dentro de la entrevista él les comentó que era analfabeto, entonces la periodista le dice asombrada: ¡Pero señor, que habría sido de usted, si hubiera sabido leer y escribir!!!!» A lo que él contestó: «Habría sido portero de un bar».

Si estás en un momento de tu vida en que quieres tomar, conscientemente, las riendas de la misma para no ser “portero de un bar”, yo puedo darte una mano.