EL PEQUEÑO IMPULSO
Cuando decidimos acoger un gran desafío, hemos de saber que, lo más posible, es que tome un tiempo en llegar a la meta y en ese camino entre la acogida y la concreción habrá ratos en que sentiremos que se desinfla el entusiasmo, ya sea por que las cosas van más lento de lo esperado, porque no van como lo esperado, porque surgen imprevistos indeseables o por algo mucho más simple y complejo a la vez: aceptar un gran desafío puede ser que comience por una motivación externa, pero perseverar en él necesariamente te obliga a echar a andar la motivación interna.
La buena noticia es que aun cuando parece que se necesitara algo importante, de proporciones para retomar el entusiasmo, a veces basta un pequeño impulso como una buena conversación con otro acerca de lo que haces pue esto te reconecta con el origen, o poner una nueva idea que aporte en la realización de lo que haces, una reunión con quienes trabajas en el tema para darle una vuelta, etc.
Y es bueno saber que no se necesita tanto para volver a entusiasmarse, pues tener la fantasía de que reconectar es un gran esfuerzo, le agrega carga, pero saber que a veces basta con un pequeño movimiento, le agrega liviandad.
Si estás en un momento en que requieres un pequeño impulso, yo puedo darte una mano.