ERROR

Es bueno tener aceptación al error, saber que por más perfecto que hagas todo, es posible que exista un error, que cometas una equivocación, que algo haya quedado suelto.

Y es que tener esta aceptación (que no es lo mismo que invitar al error) permite acoger los desafíos con mayor tranquilidad, con más soltura, de forma más fluida y todo esto, paradojalmente, ayuda a que la posibilidad del error disminuya.

El erro es parte del vivir, es parte de toda empresa y gracias a ellos, aprendemos a dar pasos más firmes o correctos; incorporarlos con naturalidad no implica que no afecten, ni que sean bienvenidos, ni que actuemos con mayor laxitud; pero sí disminuye la tensión permanente de tener que resistir o evitar los errores.

Cada vez que acojas un desafío, ten presente el valor que encierra la aceptación de los errores como parte del proceso y sacarle a esto la carga negativa, como si el error fuera algo irreversible, o determinante de los resultados y aun si así fuera, no es desde la tensión por evitarlos desde donde lograrás ese quedar exento de ellos, sino de acciones y actitudes como por ejemplo: claridad en el orden de los pasos a dar, conciencia en qué pasos dar, atención a los resultados que se van generando, capacidad de flexibilización en estos y así un listado de conductas que van por el camino de hacer las cosas lo mejor posible para conseguir el resultado esperado y no dedicar tu energía a evitar el error y aunque hay una diferencia – aparentemente sutil – entre un camino y otro, esta se encuentra en dónde pones el norte y desde que energía interna te diriges a él.

Si estás en un momento d la vida en que has de aprender a aceptar los errores, yo puedo darte una mano.

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