CUANDO YA NO SE TIENE

Las cosas se valoran cuando se pierden, seguro has escuchado y dicho esta frase muchas veces…frase muy cierta…y fácil de comprender en su verdad cuando ocurren situaciones críticas o quiebres importantes en tu vida, por ejemplo la muerte de un ser querido, la pérdida del trabajo, el rompimiento de la familia. Pero ¿has reparado en esas pequeñas cosas del día a día, que no valoras y que quizás ni ves, hasta que las pierdes?

Estuve con una infección viral importante que durante días no me permitió trabajar ni hacer todo lo que habitualmente hago, pero dentro de ese todo, tampoco pude beber un té que tomo cada día y que suelo decir que es horrendo, pero lo bebo porque me hace bien. Tampoco pude beber mi mate del día, ni hacer ejercicios y así un listado de cosas que cada día parecen hasta tediosas.

Sin embargo el primer día que me levanté lo que más quería era mi tecito y verdaderamente hasta disfruté de ese listado de actividades “poco gratas” de cada día…entonces pensé: no son sólo las grandes cosas las que has de valorar, sino que son esas, aparentemente insignificantes que haces cada día, que podrían hasta molestarte a veces, pero que cuando no las puedes hacer es cuando las miras desde la otra vereda y te das cuenta que son parte de quien eres, que hablan de ti, que tras el rezongo también hay una alegría en llevarlas a cabo…y comprenderás que no requieres grandes cambios para disfrutar tu vida que es hoy, sólo requieres mirar esa vida que tienes, con los ojos del valor.

Si estás en un momento en que necesitas mirar tu vida con la mirada del aprecio, yo puedo darte una mano.

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