ABRAZAR EN EL CORAZÓN

A través de mi experiencia profesional y de las vivencias por las que he transitado, la vida me ha enseñado – y yo he aprendido – el incalculable valor del cariño, de la serenidad interna, de la dulzura. El incalculable valor que tiene para otra persona ser cuidada, verdaderamente cuidada. El incalculable valor de la bondad, de estar presente para que otro cuente con esa presencia mía.

Y desde estos aprendizajes los pacientes no son “sólo” pacientes que vienen a la consulta una vez a la semana, durante una hora y se van- seguramente para ningún psicólogo es así.  Son personas valiosas que necesitan de alguien en quien apoyarse por un tiempo hasta que logren volver a caminar solos y, seguramente, mejor que antes; son personas que requieren de ese cariño, de esa dulzura, de esa bondad para ser acogidos. Esta es la base donde ha de posarse el corazón cuando llega un paciente, y desde ahí, comenzar un trabajo. No es el vehículo, es el camino para que el paciente emprenda y transite el viaje de su sanación.

Abrazar en el corazón, también es aplicable a la vida cotidiana, con esas personas con la que te encuentras en el día a día y podrías no volver a ver; con tus seres significativos, con tus compañeros de trabajo, con esas personas que habitualmente ves y te hacen un bien, con esa persona de la que te comentaron que tuvo una dificultad y que tal vez ni siquiera llegues a conocer…detenerte y abrazarlas en el corazón.

Abrazar al otro en el corazón, poniendo el valor en lo valioso (valga la redundancia) tiene que en sí mismo es un gran aporte para “reparar el mundo”.

¿En tu día a día, abrazas con el corazón?

Si estás en un momento en que quieres descubrir o profundizar cuáles son tus valores y llevarlos a la realidad, yo puedo darte una mano.

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