NO TE TRANSFORMES EN ENFEREMEDAD

Uno de los desafíos de una persona diagnosticada con una enfermedad de carácter terminal, es no transformarse en la enfermedad, es decir, lograr mantener una diferenciación entre lo que ella es como persona y aquello que afecta su salud.

Es cierto, muy cierto, que este tipo de diagnóstico trastocan toda la vida, afecta todas las áreas, pero la vida “normal” definiendo como “normal” la capacidad de realizar tareas cotidianas, de incorporarse cada día; no necesariamente ha de ser, en gran parte o totalmente, suspendida.

He tenido pacientes que se enteran del diagnóstico ya extremadamente avanzada la enfermedad, por lo que la sobrevida es relativamente corta.  La pregunta que ellos se hacen es ¿cómo habría vivido el mismo tiempo antes del diagnóstico si me hubiera enterado con anterioridad de la enfermedad?

También he tenido pacientes que han llevado una vida normal, de pronto reciben el diagnóstico, y al día siguiente ya “no pueden” hacer lo que hacían el día anterior, sin que esto sea causa de la sintomatología de la propia enfermedad ni de los medicamentos que se le administren e incluso antes de que comience a recibir tratamiento. Este es el caso en que el paciente se transforma en enfermedad.

Otros pacientes han tenido una respuesta medianamente adecuada al tratamiento, pero la familia comienza con una actitud y conducta de cariñosa sobreprotección sin permitir que el paciente siga con su rutina o con parte de ésta.

¿Esto encierra alguna dificultad? Claro, frente a cualquier desafío en la vida, es tremendamente necesario el empoderamiento de quien la vive, pues gracias a éste, podrá encontrar le mejor manera de sobrellevarlo o resolverlo exitosamente.

Lo que sí es una gran ayuda para el paciente, es que sus cercanos le alienten a hacer todo aquello que está dentro de sus posibilidades objetivas, pues esta actitud se traduce en confianza y esa confianza en una mejor adherencia al tratamiento y esto se traduce en una mejor calidad de vida.

Que el paciente se sienta y se vea capaz de incorporarse, de seguir adelante, de que su vida continúa lo mejor posible es muy, pero muy importante para su ánimo, potencia la capacidad de diferenciarse de la enfermedad y sin escindirla, sí mantenerla dentro del ámbito de la vida que corresponde y no contaminando toda la vida. En estos diagnósticos, llega el momento en que verdaderamente hay que disminuir la marcha de manera considerable y cuando esto sucede, es de tal evidencia que no hay manera de soslayar la situación, pero dicha situación, no hay que adelantarla desde la actitud.

Si estás en un momento en que requieres profundizar en tu actitud de vida para no transformarte en enfermedad, yo puedo darte una mano.

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